Me tuve qué despedir,
de todo lo que era.
De lo vivido,
porque las nubes negras
estaban en mi cabeza.
Estuve a punto de irme
tantas veces
pero el miedo me pudo.
La palabra fracasó,
no salía de mi mente.
Estaba nublada
por lo qué creía
que era verdad.
No hubo despedida,
sino falsas mentiras
sacadas de una boca sin alma.
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