Entre las luces de la ciudad,
apareció una lluvia de estrellas.
Buscando los sueños
por alcanzar
y alejando los temores del cuerpo.
En la oscuridad
y la luz de un deseo
escrito en el corazón.
Ojala el destino no fuese
tan traicionero
y nos guiase hasta nuestro objetivo
no tan a ciegas
sino iluminándonos.
Ser valiente,
en la vida
es tener un puñado de deseos.
Tenemos la mochila
cargada de piedras
notando su pesadez
en el cuerpo.
Quedarte,
no solo es una palabra
sino también una demostración
en el tiempo.
Es coger un tren
a última hora
y recorrer miles de kilómetros
a contrarreloj.
Ser valiente,
no es solo todo esto
sino mucho más.
Eres todo aquello
que ocultas en tu mente
y que rechazas a la vez.
Las peleas constantes
donde hay varios universos
paralelos con diferentes
perspectivas de la vida.
Los días se vuelven duros,
la pesadez en nuestros
ojos son cada vez más constantes.
Por la dura vida que nos espera,
por todo aquello que no nos advirtieron.
Todas las cosas que me hacen feliz;
Recordar la primera vez que vi tu rostro
a través de una puerta de cristal.
La partida de tenis.
Los niños que éramos
cuando nos empezamos a conocer.
El primer beso
tan sincero y inocente.
Aquel sitio mágico
donde todo se hacía realidad.
Lo ansiosa que se podía estar
viendo los días pasar
para verte.
Creo en el amor pero contigo dolió.
Ahora ya nada de eso me hace feliz
porque no supimos luchar
por aquello que nos hacía sentir en casa.
Ojala el miedo fuese algo más pasajero,
que no presionara tanto en el corazón.
Nos detiene,
incluso cuando esta en nuestra mente.
Nos cuesta cumplir los sueños
porque puede mas la caída
que nuestra ilusión.
Me chiflan aquellas personas
que no temen.
Me da la sensación
de que si ellos pueden
porque los demás no.
Somos el reflejo
de todo aquello que esta por venir.
Nuestro amor se basaba en habitaciones de hotel,
de tardes perdiéndonos en la ducha
donde nos escondíamos de la realidad.
Estaba tan llenas de besos,
de arañazos en la espalda
por nuestra locura desenfrenada.
Susurrábamos entre los labios nuestros miedos
más desgarradores,
discusiones donde uno no hacía nada
y el otro si.
Cuanto sabían esas cuatro paredes de nuestros
dolores,
del amor que había
y de todo lo que estaba por venir.
Dime cuando me dirás la verdad,
no hace falta que me ocultes nada más.
Todo el rato volvemos a lo mismo.
tu tan cerca mía
y yo tan lejos tuyo.
Hace tiempo
que esto ya no tiene sentido.
Porque ya no lloro,
solo extraño lo que un día fuimos.
Voy oliendo por los rincones
tu fragancia
pero todo me sabe a nostalgia.
Lo último que quiero es alejarte
pero soy experta en no mostrar
lo que siento por ti.
Dando vueltas en mi cabeza
me encuentro.
Bajo el volumen de mis sentimientos
por no herir más esto.
Pero me pierdo
en el recuerdo de tus versos,
esos que nos llevan encaminando
hacía los besos.
Sueño que volvemos al principio,
donde todo era distinto.
Estaba apoyada en la ventana,
pensando en todas las veces
que nos peleábamos
y en las que nos reíamos como niños.
Mientras observaba el anochecer
en esta vacía calle.
Pero no puedo olvidar
como comenzó.
Recuerdo el día,
los sueños
y entre tus ojos
puedo ver lo que está por venir.
Las sombras algo que siempre he temido,
tanto a la luz del día
como en la oscuridad de la noche.
Nos dicen que somos libres
de como vestirnos,
de como salir a la calle a mostrarnos
al mundo.
Pero como nos protegemos
de los miedos que nos aterran
cada vez más.
Corremos por las calles,
nunca nos paramos demasiado.
Ser fuertes por un pasado
que nos marco en la niñez,
es algo que siempre está en nuestra cabeza
y que aún sigue doliendo.
Nos marca de por vida,
incluso cuesta cerrar los ojos
por lo que nos depara.
Cada vez que tenemos en nuestra mente
al monstruo que nos hizo daño
y nos mancho nuestra inocencia.
Que ingenua fui,
dejando la puerta abierta.
Buscando protagonismo
en cada encuentro contigo.
Hacía la maleta
por estar ahí
pero se llenaba de recuerdos.
Por lo menos cuando la abría
tu estabas en cada uno de ellos.
Fue culpa mía,
por olvidarme de quién era
y dejar que todo quedase en un recordatorio.
Pusiste mi mundo al revés,
sane con cada beso.
Pasamos por tantos infiernos,
juntos somos caos
y es perfecto.
Porque pensé que esto no era para mí,
hasta que amaste mi todo.
Me abrazaste hasta el amanecer,
contigo estaba viva.
No sabía como era amar
hasta que te tuve aquí.
Te siento conmigo,
aunque te haya perdido.
Hemos pasado tantos huracanes juntas
pero el destino nos separo.
Una parte de mi,
se quedo contigo.
Pasan los años
y yo no te olvido.
Siento un dolor en mi corazón
por no ser lo que éramos antes.
Me marco tu alejamiento,
todo se detuvo
desde que mi otra mitad no está.
Ojalá te viera,
no solo para acompañarte
en tu crecimiento personal
sino para verte
en los pasos de los años.
Siempre doliendo,
aunque no tuviese sentido
todos estos sentimientos.
Queríamos ser valientes,
intentarlo una y otra vez.
Pero esto ya estaba roto,
antes de empezar.
Te mire desde mi soledad,
sufriendo por cada distancia.
Hace mucho que la cordura,
se fue.
Queriendo soltar
este dolor.
Quise subirme al tren del olvido
pero siempre había algo que me lo impedía.
Los contratiempos no están a favor,
hay cosas que ni nosotros mismos
podemos controlar.
Sabía que cada viaje
era un nuevo destino.
Tantos miedos
que no solo nos impedían avanzar
sino que también
sacaban las peores versiones de nosotros mismos.
Nosotros somos ese tren,
que avanza en el tiempo.
El mar chocando
contra las rocas.
El aire acariciando
mi cara,
dejándome sumergir
en el olvido.
Una puesta de sol
asomando,
pronunciando la palabra
libertad.
Estamos hechos de heridas,
de aquellas que marcan el alma
y dejan un rasguño en nuestro pecho.
Fue muy caro el dolor
y ya una
no sana tan fácil.
Me he tatuado
cada vivencia
y pasión
en los centrimetros
de mi piel.
Cuando la mente te traiciona,
todo te confunde.
Ya no diferencias entre la realidad
y lo imaginado.
¿Cómo saber si algo existe?
Si solo tu lo miras.
Por eso el sueño queda en el olvido
y puede más los miedos
que nos atormentan
que tu deseo de salir adelante.
Deja ir todo
y quizás así encuentres
algo de paz en tu interior.
No se si fue tu mirada,
o el poco amor que transmitía
cada vez que te sentía.
El silencio que había
rompía todos mis esquemas
pero supe que aquel día
iba a ser el último.
Rompiste un amor,
las lágrimas quemaban
el corazón.
Sin despedidas,
ni una gota de esperanzas.
Llore por lo que nunca fue.
Nuestro amor fue un salto a ciegas,
era un laberinto de emociones
donde el fuego siempre estaba presente.
Había conexión,
miradas fugaces.
Hacíamos el amor y también nos reíamos
pero uno de los dos se quedo con las ganas.
El amor puede ser tantas cosas;
Un beso inesperado
en la frente.
Un abrazo a tiempo.
Esa amistad que te escucha
a cientos de kilómetros.
Incluso esa amiga
que te acoge
en algún momento
de su vida.
Amor no es solo amar,
sino que te amen.
Su mano
acariciando su pecho,
el calor
de una última tarde
de verano.
Escalofríos
sentía por su piel,
cada vez que lo sentía.
Una vez más,
ella
se conoció.
Noches en vela,
anotando todas las veces
que apareces en mi memoria.
Como los flashes de las cámaras,
algo rápido que perdura en el corazón.
Llevaba mucho tiempo sin sentir,
ese algo que fuimos.
Pero llegaste a mi para recordármelo
una vez más.
Ojalá
fuera mi última vez.
El amor entre dos mundos,
como Romeo y Julieta
proclamándose un amor
que solo ellos podían sentir.
Acariciándose los miedos que sentían
por las pequeñas rivalidades entre ellos.
Sano
y fuerte era su amor
pero también destructivo para ella.
El arte de verse desnuda
en los ojos de nuevos amantes.
Pero ya nada era,
como su antiguo amor.
No creía en nadie más,
está soledad era mi propia compañía.
Estaba tan rota
pero de pronto,
te conocí.
Cuando el amor no era
para mi,
ni el momento.
Fue un verano corto
y intenso a tu lado.
El destino y el azar
de las circunstancias
nos acabo uniendo.
Hay golpes que nunca se olvidan,
son como sensaciones eternas
que nos desgarran hasta dejarnos cao.
Nos comen por dentro
y a la vez nos convertimos
en ruinas inconstruibles.
Lo llaman amor propio
pero;
¿Cómo amar algo que odiamos?
Intentamos quitar esa imagen
de nuestro subconsciente.
Rompamos el espejo,
así como el nos rompe en añicos.
Es como un juego,
donde dos personas
se abren sus sentimientos
y van desvelando tus secretos
pero también tus mayores complejos.
Esos donde desnudas tu alma,
donde dejas todo
para estar cerca de esa persona.
Estar contigo,
es como tocar el cielo.
Un sueño
que jamás imagine.
Porque estar contigo,
es atreverse
a que en este juego salgas ganando
o perdiendo.
Pero siento que esto,
es un sueño
y que no quiero despertar
si tu no estás en el.
