Nuestro amor se basaba en habitaciones de hotel,
de tardes perdiéndonos en la ducha
donde nos escondíamos de la realidad.
Estaba tan llenas de besos,
de arañazos en la espalda
por nuestra locura desenfrenada.
Susurrábamos entre los labios nuestros miedos
más desgarradores,
discusiones donde uno no hacía nada
y el otro si.
Cuanto sabían esas cuatro paredes de nuestros
dolores,
del amor que había
y de todo lo que estaba por venir.
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